“Ya empezaba a oler. El aroma del aceite caliente se deslizaba hacia arriba por las empinadas escaleras de la casa chica. Era muy pronto aún para levantarse…” Era el día de la Pura , el de la Inmaculada y no había escuela, madrugando tanto no iba a estar más que arreciíto el día entero. - Buffff ¡que olor más rico, que olor más bueno! –orisqueba el chaval todavía adormilado. Mientras el aroma se tornaba harinoso y empezaba a sonar un chisporreteo conocido, pero para su pesar, poco escuchado y mucho menos frecuente-. - ¡Niña, niña! –Se apresuró impaciente hacia la cama de su hermana- ¡Corre, corre, levántate que agüela está haciendo muñuelos!. Sin miedo a caerse por las empinadas escaleras, volaba relamiéndose la babilla esperando colarse en la cocina y en un descuido de la abuela, catarlos, aún a riesgo por impaciente quemarse bien el jozico. - ¡Niño, suelta ese muñuelo que te vas a quemar! –Le reprende la abuela, con un ojo puesto en el chiquillo y el otro en e...
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