“Que dos años no es nada”
…que febril la mirada de Mariano Rajoy cuando aquel 21 de diciembre de
2.011 tomó posesión, por fin, de su cargo de Presidente del Gobierno. Qué ardoroso,
desasosegado e inquieto se presentaba ante la tarea de convertirse en el hombre
de Estado, en cuyo estado tanto había deseado estar. Y una vez más se cumplió el
guion: “prometer, prometer hasta meter, y una vez metido se jodió lo
prometido”. Y es que ya sin quererlo, ni él, ni muchos de nosotros, hemos
llegado al ecuador de la legislatura.
«Cosas veredes, Sancho que non crederes», algunos afirman erróneamente que espetó Don Quijote a su escudero queriendo
señalarle las grandes proezas que sin duda cumpliría y de las que él, sería
testigo privilegiado. Esas mismas pero también erróneas pudo largarles
Marianocho en su primer Consejo de Ministros a sus lustrosos tomadores de
cargo. Ajustes, recortes, sacrificios, renuncias, tasas, peajes, copago,
subidas de impuestos, déficit tarifario, Bárcenas, doctrina Parot, Catalunya, paro,
desahucio, incertidumbre, reformas; son las palabras que hace unos años nadie
oía y que desde hace dos integran nuestro vocabulario y lo que es peor, nuestro
cotidiano día a día.
Ahora ya es el momento de empezar a hacer balance y como bien dijo el
hombre de Estado que nos mal gobierna a la mayoría, los números son fríos y por
eso han de ser transparentes y llamar al pan, pan y al vino, vino. Es el
momento de empezar a pedir cuentas y de recordarles que ya han hecho muchas
cosas como para seguir diciendo que la culpa de todo es de Zapatero o de la
Merkel. ZP dejo España, aparte de sin brotes verdes, con 4.978.300 desempleados
y una tasa de paro del 21.52%, en octubre de 2.011. En cambio según la última
EPA el antes conocido como el hombre del habano bate récords con más de 6
millones y una tasa histórica del 25.98%. Se ha registrado la primera caída en
democracia de la población activa y 400.000 españoles han abandonado el país
para intentar buscarse la vida. Todo ello tras las consabidas reformas
laborales que solo han significado pérdida de derechos a los trabajadores,
caída de los salarios y precariedad en el empleo. Con el crédito que no llega a
los hogares y pymes, impidiendo el consumo interno y la deuda publica disparada
un 15% desde que empezó su mandato. Aparte de lo anterior, mientras sube el
desempleo, baja la recaudación y por lo tanto el dinero disponible para pensiones,
educación o sanidad, cosas a las que también ha metido mano, aunque prometiera
que nunca metería la tijera (ver portada ABC 5-11-2011). Además, en este tiempo
también han subido el IRPF o el IVA, se ha quitado una paga extra a los
funcionarios o congelado el salario base. Todo ello aderezado con una reforma
educativa bajo el dogma de la fe y de la letra con sangre entra y otra judicial
retrograda contestada dentro y fuera de nuestras fronteras. Y por si fuera
poco, España se rompe. Resulta que tanto decirle a Zapatero que España se
rompía por sus concesiones a los nacionalistas, ahora a quien se le rompe de
verdad es a Rajoy por Catalunya. ¿Y qué hace el del puro?. Pues ofrecer a
cambio de que no se celebre la dichosa consulta, lo mismo que les daba ZP, diálogo
y reforma de la financiación. Majo Mariano.
Resignación, necesidad, paciencia o confianza son los argumentos que, como el aceite o la
vaselina, utiliza el Gobierno para lubricar todo lo anterior, evitando como
puede o tapando las chispas de las protestas o de las revueltas. El Estado del
Bienestar que tanto costó “edificar” ha desaparecido. Se ha disipado en solo
dos años como los aros de humo de los puros que en público fumaba Rajoy cuando
estaba bien visto y que con la marcha de euro vegas no creo que vuelva a ser
visto en mucho tiempo, no porque al Presidente le falten, sino porque al precio
que está el tabaco no creo que dé para comprarlos a cualquier hijo de vecino.
Por ello cuando se escucha que estamos mejor, que se está empezando a
ver la luz al final del túnel (quizás la de la máquina del tren que viene de
frente) me viene esa supuesta frase de Don Quijote que realmente se corresponden
al Cantar de Mío Cid,
cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI: «Muchos males han venido por los
reyes que se ausentan...» y el Rey contesta: «Cosas tenedes, Cid, que farán
fablar las piedras». Ya están aquí
esas cosas, ya las estamos viendo, viviendo y sintiendo. Deseo de verdad
equivocarme y por ello para todos: Salud y Buen Año.
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