"Vaya tropa"
Permíteme Luis que utilice
tu acertado giro lingüístico para dar título al corrido de este mes, pero nunca
expresión más acertada ha definido más adecuadamente lo que ocurre en este
País, donde hasta los jugadores de la selección de balonmano ya no son
españoles, son hispanos, como los sudamericanos en yanquilandía.
Sí, esa España que dicen se
escapa como la arena de las manos. Donde unos están a cuidar de su pesebre de
oro, mientras otros pastan en el cercado. Aquellos que aspiran a generales
están dando tal ejemplo de honestidad que ha quedado por debajo de la tropa. 40
días desde las intempestivas elecciones y sin noticas del frente. Los alféreces
provisionales alentando pactos a su conveniencia. Los coroneles bailando el
agua a los jóvenes impetuosos que les dirigen. Y lo más granado de los
reservistas de postín, haciendo malabares dialecticos para confundir al
populacho necesitado de soluciones. Mientras la clase de tropa imitando a los
jefes, jugando a la confusión y la política de alcoba. No es posible que un
País serio esté tanto tiempo sin ejecutivo y sin prisas, porque no lo recoge la
Constitución dicen. Porque no hay plazo ni Ley que obligue a espabilar,
argumentan. Por ello y mientras no intente la investidura el que se ha negado a
hacerlo, de momento, o el que lo quiere más que un niño una play station pero
no le dejan; aquí seguiremos el resto, jodidos en la incertidumbre del sin
gobierno, esperando a que empiecen a correr los dos meses para convocar nuevas
elecciones que dos gallos desean y que otros dos evitaran a toda costa. Y Felipe
uve palito, con el marrón de no pintar nada y de negativa en negativa de los
que no quieren comerse su marrón.
La verdad es que nada
parece quedar de aquellas buenas maneras, dedicación, honradez y dignidad que
se les suponía a los dirigentes políticos, y digo suponía, porque honrados
precisamente han salido pocos de aquellos padres de la transición. Y es que
¡vaya tropa!. Las listas de acusados por mangantes no para de subir, con el PP
a la cabeza, que ya están encausados no sus integrantes, sino como organización
dedicada a trincar y repartir mordidas a los miembros de la banda. El PSOE le
sigue de cerca. Los mandantes catalanes a lo suyo pero con el calzón también
sucio. Hasta los nuevos ya tienen puntos negros en sus líneas rojas. Pero se
nota quien manda, mande quien mande. La doctrina que fue válida para no juzgar
a un banquero, no sirve para una Infanta de España que calienta banquillo junto
a su em-palmado marido. Mientras el día a día, en las casas de todos necesitamos
impedir decisiones que nos afectan negativa y directamente al futuro de todos, porque
el paro sigue presente, los salarios caen y la pobreza sigue ganando terreno al
bienestar. Todo ello por las ambiciones desmedidas de cuatro gallos que a
fuerza de alborotar el gallinero están haciendo peligrar hasta sus supuestas
cifras macroeconómicas. Ya se acabaron los tiempos de los grandes líderes
políticos, de los estadistas. Ahora se llevan los tronistas del hormiguero, de
la cocina de Bertín o de las mañanas de Ana Rosa, salir bien en la foto, dar
mucho la mano, pasearse por fitur o caer bien a tertulianos. En definitiva
prodigarse hasta el empacho en la caja tonta, porque si no lo haces estás
muerto, miren si no el reguero de cadáveres políticos que ha dejado el tubo
catódico en solo dos meses. Pero a no tardar esa caja tonta empezara a llenarse
de noticias de aquella prima que nos puso a todos en riesgo del rescate. O las
advertencias de la Teutona de nombrar ella al presidente como en Italia. Porque
al fin y al cabo, gobierne quien gobierne, seguirán mandando los que de verdad
mueven los hilos, los mercados.
Y amigo Luis no te
preocupes porque en este País la ignorancia y la estupidez van de la mano y es
algo que viene de largo, ya hace 400 años que está escrito como al bueno de
Sancho le ocurrieron cosas similares en el camino al castillo del duque y Don
Quijote le dio sabio consejo que yo acierto a repetirte: «No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que
oyeres, que será nunca acabar: ven tú con segura conciencia, y digan lo que
dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer
poner puertas al campo.» (Cap. LV Libro
II) Salud, porque ¡vaya tropa!.
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