“Ellos dicen mierda y nosotros amen”

En estos días se está volviendo a comentar la frase “cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión ¿qué hace usted señor?”, que le espetó a un periodista el economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), cuando le pidió la formula para salir de la gran crisis de 1929. Y piensa nos, ¿está frase no será el ideario de cabecera de José Luís y de Mariano?. Lo digo por lo de los bandazos. Aseguraba este fulano neoliberal que el motor de la economía habría de sustentarse en la adecuada relación entre la oferta y el consumo, pues de ella dependían los beneficios empresariales y la inversión. Hasta aquí parece que no solo la frase sino los hechos del ex y del actual gobierno eran hacia donde quería conducirnos. Pero si bien la frase es el catecismo del indeciso, no es así el ideario económico que lo sustentaba. Me explico: Keynes planteaba para salir de la crisis y bajar el paro desarrollar una política de inversiones estatales en obras públicas (carreteras, pantanos, etc.) que sirviese de estímulo a la iniciativa privada. La mano de obra empleada en estas actividades aminoraría el desempleo, incrementaría la masa de consumidores y estimularía la actividad económica. Aconsejaba poner en circulación abundante dinero y curiosamente incrementar los salarios ya que aseguraba que la disminución de los sueldos de los trabajadores provocaría un retraimiento que deprimiría el consumo y en consecuencia, la producción. Este tío ha pasado a la historia como un gran economista, pero sus teorías validas en otro momento similar, ahora se aplican totalmente al revés.

Pues muy bien. Pongámonos ahora en el pellejo de Manamariano, ese que por aquí no existe después de dos meses, pero que pasea cogido de la mano de la teutona. Y es que continuando con lo dicho el mes pasado, cada vez tengo más claro que estamos abocados a la instauración de la estrategia de la distracción. Muy bien orquestada por cierto. Se desvía la atención del populacho sobre los asuntos importantes decididos por las elites políticas ofreciéndonos sólo visiones segmentadas del mundo y de la vida; por ejemplo: el pisotón de Pepe a Mesi. Y la responsabilidad política de esta manera se diluye y desaparece con total impunidad. Esto aderezado con la creación de problemas para luego ofrecer “sus” soluciones. Ejemplo: se crean crisis para posibilitar un retroceso de derechos sociales y un desmantelamiento de los servicios públicos, todo ello con una guarnición de un «recargo complementario de solidaridad», o lo que es lo mismo; una subida de impuestos, ¡como Dios manda!. «Palabra de Rajoy». Pero todo ello metido con mucha suavidad. Con vaselina. Nos van intentando crear una sociedad con más prejuicios que opiniones, quizás guiada, más que por sus legítimos intereses, por ilusiones manipuladas con facilidad, y donde se juzga más por apariencias que por realidades. Otro ejemplo, este bastante curioso. Según el Servicio Público de Empleo Estatal (http://www.sepe.es/contenido/estadisticas/datos_avance/doc/empleo/dbprses.doc) el paro a finales de 2.011 era de 4.422.159 personas. Pero resulta que el jueves día 26, el ministro de Hacienda espetó en el Congreso: «Estamos en una economía fuertemente endeudada frente al exterior y, desgraciadamente, y es la peor de las caras, con 5.400.000 parados, como anunciará seguramente la Encuesta de Población Activa de cierre del último trimestre del año 2011». Horas después (¡que contrariedad!) resulta que la misma encuesta dice que son 5.273.600. ¿Entonces?. ¿A que ministerio tenemos que creer?. ¿Al de Trabajo, al de Economía o al de Hacienda? (que por cierto, estos dos últimos dicen en los mentideros que no se tragan). ¡Jopelines, me meas pero no me mojas!. Que cada uno piense lo que quiera. Yo francamente creo que se han inflado las cifras. ¿Quien sabe porque? ¿Quizás sea necesario presentar una situación más jodida si cabe?.

Por eso el sábado cuando tuve la suerte de disfrutar de un buen concierto, tocaban Entre Raíles (chicos espero que no sea el último) y La Jaula de Cristal, y vi cultura y noté esa referencia al cultivo del espíritu humano que hace posible la música. Sentí que no podrán. Y más si cabe cuando los acordes de la Polla: «Mogollón de gente vive tristemente y van a morir democráticamente y yo no quiero callarme. La moral prohíbe que nadie proteste ellos dicen mierda y nosotros amén. Amén, a menudo llueve». Escuchando la canción y viendo la implicación de los que allí estábamos tuve la convicción de que no lo conseguirán.

Salud y cultura.
(Cronica de Las Merindades Febrero 2.012)

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