De roldanes, julianes, haraganes, bribones y malandrines

Sorprende cada día más el culto al share que tienen las cadenas de televisión, pero es aún más sorprendente la inaudita falta de sensibilidad en sus programaciones, donde lo que impera es la falta de criterio o lo estrafalario, que hace que resulte realmente penoso.


Parece que lo normal es que los crios vean tetas, culos y violencia por doquier en su horario y que los adultos veamos dibujos animados por las noches. Lo normal es que en lugar de ver como salvan a Willy, los niños se contenten con las posaderas de una maciza.

Ejemplos de esto no tenemos que buscarlo mucho, solo en el último mes hemos hecho la digestión con títulos tan creativos y sugerentes como “instinto perverso”, “conducta criminal” o “hasta que la muerte nos separe”. Aunque la palma de este desaguisado se la lleva casi siempre Antena 3; esta cadena nos regaló recientemente con “relación mortal” por la tarde y “buscando a Nemo” por la noche a las 10 y media. A la semana siguiente nos alegró la tarde con “la protegida” sobre asesinatos en serie; en cambio por la noche programaron “solo en casa 2”. Si incluimos los anuncios, estas películas infantiles vienen a terminar pasada la una de la madrugada, ¿es esa buena hora para que los chavales se acuesten?, no sé. La televisión pública (tv1) tampoco le va a la zaga, pues hace solo quince días nos alegraron la sobremesa con la sugerente “conducta criminal”. En cambio por la noche nos ponen las aventuras de una simpática bruja que quiere ser actriz, bien. Resumen, violencia gratuita, sexo, problemática social, historias oscuras y retorcidas, todo ello aderezado con un alto contenido de conductas más que cuestionables y todo, en horario infantil. La verdad, no lo entiendo.

Bueno y si nos vamos al horario de tarde, ya lo flipas, ni Margarita Landi disfrutaría tanto escribiendo sus crónicas en “El Caso”, como viendo los programas que se emiten antes de las noticias, justo a la hora de cenar. Es increíble, de todo menos buen rollo.


Pero lo que en mi opinión es bochornoso, injustificable y pienso que moralmente inadmisible es que se paguen desorbitadas cantidades de dinero a ladrones condenados, haraganes de cuello alto y malandrines de verbo fácil. No tiene disculpa que bribones como Roldan o Cachuli perciban mareantes cifras por acudir a un plató a decir verdaderas jilipolleces y más aún que alguien lo vea. No debería ser posible que un tipo condenado a 31 años de cárcel por chorizo o Julián Muñoz, con más de 100 juicios pendientes, se les permita, previo paso por caja, acudir a una televisión.


Resulta grotesco, que a una señora (por llamarla de alguna manera) le paguen dinero para criticar la actitud de un “señor” que por salvarle la vida, está en coma. Y todo ello en un momento donde la muerte de mujeres es desgraciadamente noticia habitual.

Se ha llegado a lo que llaman periodismo espectáculo, amarillismo en estado puro, donde cuanto más grave sea lo que se dice, sin importar si es o no verdad, más se cobra y así se ganan el derecho a entrar en ese espectáculo. Fabricar o llamar noticia, a las fanfarronadas del exnovio de Falete, la prostituta que se acostaba con este o un supuesto hijo de Maradona, deja mucho que desear de aquellos que se dicen periodistas y pasan por ese juego.


Posiblemente no tardará en aparecer un curso de verano de alguna universidad donde, es posible que alguno de estos malandrines enseñará el arte del robo, la estafa y vivir del cuento, todo ello sin morir en el intento. Lo emitirán en directo y tendrá éxito.

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