“La idiotez del pechero”
Cuando Marianocho Rajoy entró altivo y decidido en la
rueda de prensa a contarnos en 27 minutos que esto estaba arreglado, que la
recuperación era un hecho, que había venido para quedarse y que todos contentos
podíamos irnos de vacaciones pues esto de la crisis se había terminado, solo
pude pensar que este País es un cachondeo y que los que nos dirigen piensan que
los pecheros somos idiotas.
Sr. Rajoy, yo no sé de retórica macroeconómica. Yo no sé
si un valor de crecimiento relativo del 1,5% revisado al alza es la hostia. No
sé si la recuperación que usted pregona es la de todos o la de las altas
instancias. Yo, como mucha gente, solo sabemos lo que ganamos. Solo sabemos que
cada día cuestan más las cosas. Solo sabemos que si la crisis se ha terminado ¿porque
el paro ha aumentado en 800.000 personas en sus tres años de gobierno y a pesar
de su reforma laboral? Solo sé que su recuperación me ha venido acompañada de
una subida de la luz en julio del 17,8% y que es la más cara de Europa. Solo sé
que en ese mismo tiempo el presupuesto de educación ha caído un 24%. Que la
ministra del confeti nos ha colocado el copago sanitario universal. Que
Gallardón nos ha endiñado las tasas judiciales y encima nos dice usted Sr.
Presidente, que la justicia “ahora” está tratando a todos por igual. Que hemos
perdido libertades públicas que costaron décadas conseguir. Que 300.000
españoles se van cada año a trabajar fuera en busca de una salida real a la
crisis. Que la corrupción que prometieron atajar nos cuesta 860 euros al año a
cada español y los chorizos están en la calle, con sus aforamientos, sus
trajes, sus buenos sueldos y sus bronceados. ”Me da igual
la condena yo ya no soy político”, espeta
Baltar (expresidente de la Diputación de Ourense y del PPdeG), condenado por
enchufar, entre otros, a 104 amigos como funcionarios, ¿y que pasa ahora con
esa gente que entró a dedo? ¿O que pasa con los del Tribunal de Cuentas que,
supuestamente, conocían el examen? ¿Y Fabra, padre de la del “que se jodan” y expresidente
de la Diputación
de Castellón, que está juzgado y condenado a 4 años de cárcel pero que hasta septiembre
el juez no le dirá cuando entra al talego? Claro tiene que broncearse antes de
pasar a la sombra. O lo del alcalde de Torrevieja. O lo del Aneri en Madrid y
los cursos de formación. Todos gente del PP, si, del PP el del Gobierno. Gente
que dice haber dedicado su vida al servicio público, a los ciudadanos. Pero eso
sí, bien pagados. Voluntarios dedicados al servicio público son Caritas, Cruz Roja,
Protección Civil o las ONG’s, no el vivir del cargo político toda la vida. Que
nadie piense que se me olvidan los demás: Los de los planes de pensiones en
Europa, los de los ERE, lo del “Honorable President” Pujol, que se inventa una
independencia para esconder lo robado. Sí, todos esos Baltar que tenemos en
este País y que se pasean con la seguridad caciquil del favor de sus prebendas. Todos ellos estrellas rutilantes de ese firmamento de
presuntos –y no tan presuntos– corruptos que forman parte de la colección “jeta ibérica” del álbum que vamos llenando de
cromos.
Sr. Rajoy en este País se protege a los tunantes. Se achicharra
al vecino. Se premia a los banqueros. Se persigue al del salario y se libera al
que estafa. Eso es lo que ve el ciudadano que está en la calle desahuciado,
habiendo 3 millones de casas vacías. Esa es su recuperación, pero no la del
pechero y por eso le crece la nariz cada vez que habla.
Pero también he tenido la ocasión de escuchar al mundo real, al del esfuerzo
y sacrificio, el que me contaron los deportistas que pregonaron las fiestas de
Villarcayo. O el de los jubilados de la asociación Santa Merina que me
invitaron a compartir mesa y mantel y
escuchar a aquellos que han vivido dos guerras, que han trabajado para sacar
adelante a sus hijos y que muchos ahora lo hacen con sus nietos. Maestros de la
cultura de la subsistencia. Expertos en crisis y recuperaciones. Aquellos que
lograron todo lo bueno que ahora tenemos. Pude empaparme de la sabia sencillez
que ahora no se aprecia y por ello va mi agradecimiento haciendo mías unas
palabras de Don Quijote: «…Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos
dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ... Este pecado,
en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir …, y si no puedo pagar las
buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de
hacerlas, y cuando estos no bastan, las publico, porque quien dice y publica
las buenas obras que recibe, también las recompensara con otras, si pudiera;
porque por la mayor parte los que reciben son inferiores a los que dan... Yo,
pues, agradecido a la merced que aquí se me ha hecho, no pudiendo corresponder
a la misma medida, conteniéndome en los estrechos límites de mi poderío,
ofrezco lo que puedo y lo que tengo de mi cosecha...»(Cap. LVIII Libro
II) Salud, justicia y libertad.
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